jueves, 26 de mayo de 2011

La última batalla (el relato de La Elegida)

Hola!! Esta es una historia para el Proyecto Antología de El Club De Las Escritoras. No estoy muy convencida con el resultado, pero diría que no ha quedado del todo mal. Me gustaría saber vuestra opinión y qué debería mejorar, es muy importante para mí :) Siento que ocupe tanto, se me ha hecho más largo de lo que debería xD
21-10-11. Corregido.

La última batalla (el relato de La Elegida)

En teoría me encontraba inconsciente, ya que estaba tumbada en el suelo, tenía los ojos cerrados y no podía mover ni un músculo del cuerpo. Pero no lo estaba, aunque tampoco es que mi cabeza tuviera mucha lucidez. Una parte de mí quería arrebatarme la poca voluntad que me quedaba intentando llevarme hasta un largo y profundo sueño. Tal vez hubiese sido mejor así. Pero la otra parte quería mantenerme despierta y mientras se debatía mi lucha interior escuché la conversación que se estaba dando, una conversación que deseé no presenciar.

—¡Lucha contra mí, cobarde! —decía Claire, amenazadoramente—. ¡Pero a ella déjala en paz!, ¡deja a los inocentes, no tienen la culpa de nada!.

—Pues entonces dime dónde está —la voz de Lucas sonaba tranquila y peligrosamente cerca.

—Nunca— murmuró.

—¿Seguro? —preguntó burlonamente. Noté que me levantaba y me sostenía entre los brazos.

—¡Suéltala! ¡Como le hagas algo te juro que…!

—Oh, no, no —la cortó el chico—, solo si decides revelármelo.

—Miserable, perro sucio y asqueroso… —le espetó. Pero la voz le temblaba.

—Te daré una última oportunidad. Habla y recuperarás a la chica —le ofreció.

Claire no dijo nada. Seguramente estaba pasando por un momento difícil, fue todo lo que mi nublada mente pudo pensar; no paré a preocuparme por mí misma.

—Tal vez un tiempo sin tu amiga te haga cambiar de opinión —dijo él al fin, cansado de esperar.

—¡NO…! —pero no le dio tiempo a acabar. Hubo una suave sacudida e instantes después supe que se había transformado en lobo y que habíamos abandonado el lugar en el que nos encontrábamos. Todos los momentos de mi vida desde que vi a Lucas por primera vez hasta ahora pasaron por mi cabeza como un rayo, antes de que la batalla interior concluyera y me sumiera en la más profunda oscuridad…

***

La luz empezaba a hacerme daño a través de los párpados y no me quedó más remedio que abrir los ojos poco a poco. Sabía que así me cegaría aún más pero solo sería durante el corto tiempo hasta que mi vista se acostumbrara. Me encontraba en una habitación desconocida con las paredes desnudas pintadas de amarillo limón. Estaba tumbada en una cama sencilla; intenté moverme pero no lo conseguí, y tenía la boca seca.

—Es inútil, no lo lograrás —al oír la suave voz de Lucas me percaté de su presencia. Su visión hizo que los recuerdos me golpearan provocándome un relámpago de dolorosas imágenes.

—¿Por qué… me haces… esto?— intenté preguntar aunque apenas me salía la voz.

Giré la cabeza levemente y con un gran esfuerzo le miré a los ojos. Él desvió su mirada sin saber bien qué decir y finalmente optó por no soltar palabra. Volví la cabeza. Sentí ganas de llorar y cerré los ojos, pero la sequía había llegado también a ellos. No sé si después de eso me quedé dormida o en trance pero cuando volví a abrirlos estaba sola y era ya de noche. Apenas logré incorporarme costosamente cuando el dolor me pudo y me dejé caer. Una lágrima se deslizó por mi oreja hasta llegar a la almohada, y después de eso ya no pararon de brotar, al igual que los últimos sucesos que se repetían una y otra vez en mi mente. La invitación de Lucas, la taza de café, el mareo, la batalla entre él y Claire, los destrozos y aquella última conversación en el bosque… y, antes de despertar aquí, la sensación del espeso pelaje de aquel lobo pardo bajo mi piel.

Mi situación era irreal. Para una vez que lograba tener un amigo en el instituto aparte de Claire, y tenía que pasar esto. Tres cosas estaban claras: estaba encerrada, al menos hasta que mi amiga accediera a revelar algo; una de las personas más importantes para mí y otra que empezaba a serlo eran hombres lobo; y Lucas me había engañado, drogado, secuestrado, burlado y quién sabe qué más me había hecho.

Debí de haber escuchado a Claire, ella llevaba la razón desde el principio. Me sentí estúpida e ingenua por creerme sus mentiras, seguramente solo lo hizo para llegar a mi amiga y ahora la había puesto en una pésima situación. Y quién sabía lo que me sucedería una vez todo acabara. Sentí un escalofrío al percatarme de que principalmente debía preocuparme por mí misma. Cedí ante el pánico, que no se fue en toda la noche, y perdí la noción del tiempo imaginando mis posibles y penosos destinos. El sol salió sin que apenas me diera cuenta y cuando vi que la puerta se abría me hice la dormida, pues no me sentía en condiciones de enfrentarme a nadie. Pero al notar que, fuese quien fuese, no se iba, perdí la paciencia y decidí encararme a él.

—¿Qué quieres? —le espeté a un asombrado Lucas.

—Creí que estabas dormida…venía a traerte el desayuno.

Mi estómago rugió terriblemente y contuve un gemido, ¿hacía cuánto ya que no comía? Pero lo disimulé. Su presencia hizo que todos mis sentimientos se tornaran en una tremenda rabia y odio hacia su persona, por traicionarme de esa sucia manera. Me giré para que no me viera llorar.

—Vete —le dije. Quería gritarle un montón de cosas pero supe que no valía la pena.

Él, al igual que la otra vez, no dijo nada. Pero cambié de opinión.

—Espera —le dije antes de que se marchara. Me daba igual mi orgullo, necesitaba respuestas. Titubeé un poco antes de preguntar—. ¿por qué?

—Eso no tienes por qué saberlo.

Me quedé perpleja, pero tenía razón. Al fin y al cabo estaba en su poder, el que hacía las preguntas debería de ser él. ¿Qué me había creído?. Igualmente, lo intenté de nuevo en un arrebato de masoquismo.

—¿Qué me haréis?

—Eso tampoco tengo que decírtelo —un atisbo de tristeza se mostró en sus ojos verdes. Siempre me habían recordado a las oscuras hojas de los árboles en invierno. Sacudí la cabeza, no debía distraerme—. De todas formas, no te pasará nada. Cuando consigamos lo que queremos podrás irte.

—¿Qué es lo que queréis?

Apretó los labios.

—Descansa —dijo, planeando marcharse. No lo permití.

—Sé lo que sois. ¿No me borraréis los recuerdos o algo así?

—¿Qué has dicho? —se giró bruscamente. Lo escruté buscando algún rastro de emoción.

—Que sé que sois hombres lobos —la voz me temblaba y quizás me estaba encaminando hacia mi perdición pero no me creía del todo sus palabras, a lo mejor no salía nunca de este lugar. Necesitaba averiguar información como fuera. Frunció el ceño.

—¿Cómo?

—Lo vi todo —no pude evitar hablarle con odio. Lo que debía hacer era callarme y sentir miedo, pero no. Él no contestó y se fue con rapidez y en silencio.

Cuando me quedé sola me di cuenta de lo que había hecho y me conmocioné, no debería de haberlo dicho. Pensé rápidamente, si me estaban alimentando era porque planeaban tenerme aquí durante un largo tiempo. No podía permitirlo. Lentamente me levanté y salí de la cama, el cuerpo ya no me dolía tanto. Como me esperaba, la puerta estaba cerrada con llave pero eso en vez de asustarme me alivió porque, aunque sabía que era una estupidez, me protegía un poco de los que se encontraban al otro lado. Fui hacia la ventana y miré fuera, no reconocí el lugar aunque escaparse por allí no era viable pues estaba a una altura considerable. Miré de nuevo el cuarto, los únicos muebles eran una cama, una mesa y una silla. Descubrí otra puerta que daba a un pequeño baño. Mis esperanzas murieron. Ese fue el día más increíble y a la vez más aburrido de mi vida, ahora entendía por qué estar encerrada era tan horrible. Al mediodía se saltaron mi comida y por la noche estaba ya rayando la desesperación. Cuando Lucas apareció me abalancé sobre él, intentando llegar a la salida. Pero lo único que conseguí fue tirar la cena al suelo.

***

—Bueno... —empezó, sentándose en la cama. De repente su proximidad se notó sobremanera, encogiéndome— lo cierto es que planeaba contarlo todo a los demás y ni yo mismo sé por qué no lo he hecho. Supongo que me importas más de lo que debería.

—¿Y por eso me mantienes aquí encerrada? —pregunté sarcásticamente. No dejé que notara que me había sonrojado, no iba a caer de nuevo.

—Lo hice por mi clan —dijo con un tono amargo. Incluso así seguía conmoviéndome—. Pero hay algo en ti que no me cuadra, lo noté desde el primer día que te vi y esto me lo confirma. Deberías de haberte dormido porque te puedo garantizar que la sustancia era fuerte.— o sea, que mi seguridad le importaba un comino— he estado reflexionando… te propondré un trato. Tú querías saber, ¿verdad?. Pues cada vez una pregunta cada uno.

—¿Qué es lo que te interesa de mí? —pregunté, extrañada y desconfiada.

—Muchas cosas —tenía un brillo extraño en los ojos.

—¿Y cómo sabré si mientes o no?

—Yo tampoco puedo estar seguro de si serás sincera del todo. Pero, ¿acaso tienes otra opción?

Tenía razón, no había muchas alternativas. Igualmente, yo tampoco sabía nada fuera de lo normal así que no pondría en peligro directo a Claire o a aquello que protegía. Pensé que el chico se había equivocado con su propuesta, pero mejor para mí.

—Acepto —y así cerramos el pacto.

***

Durante los días siguientes las visitas de Lucas traían un tugurio de preguntas y respuestas. En este territorio existían dos clanes enfrentados: los Lavoisier y los Kelvin. Hacía mucho tiempo fue uno solo, gobernado por un líder. Pero cuando éste murió se dividió entre sus dos hijos. Desde entonces eran enemigos y, como era de suponer, Claire y Lucas pertenecían a bandos distintos (ahora entendía por qué a Claire le caía tan mal). Los dos tenían sus propias fronteras, que vigilaban con recelo, y compartían el bosque para cazar. Pero aún así eran frecuentes los conflictos y las disputas, por no mencionar los fracasados intentos por conquistar el terreno del otro. Y, en medio de este barullo (en el cual yo vivía justo en medio, y sin darme cuenta) circulaba una leyenda, o profecía, o lo que fuera en el que se decía que pronto aparecería una persona con los dotes de ese jefe ancestral que vendría para llevar a la victoria a la manada que lo poseyera haciendo que, de nuevo, sólo hubiera un clan.

Pensé que era una tontería, pero lo creían con tanta fe que no me atreví a opinar. Y lo más interesante es que, por lo que parecía, en los Kelvin (donde pertenecía mi amiga y… ¡también mis padres y gran parte de mi familia! Lo que me llevaba a pensar una pregunta que el chico lobo no supo responder: ¿por qué yo no era un licántropo?) había nacido "El Elegido", que era lo que buscaban con tanta desesperación los Lavoisier al no saber ni quién era ni dónde se encontraba. De todas formas, lo que he mostrado es solo un sencillo resumen de la complicada realidad que conseguí a cambio revelar mi vida y la de la gente que me rodeaba. Y, a pesar de esta increíble historia que aún no me creía del todo, me parecía extrañamente más inquietante lo que Lucas me pedía y mis propias respuestas.

Siempre he sabido que era diferente, pero nunca me había parado a fijarme en mis rarezas. El hecho es que fui dándome cuenta de cosas que hasta entonces había ignorado y comenzaba a sospechar. La verdad estaba a un palmo de mis narices, pero con todo me negaba una y otra vez a dejarla pasar.

***

Corría y corría como nunca, me resbalaban gotas de sudor por todas partes y mis pies parecían no tocar suelo. No sabía a dónde iba ni reconocía el lugar, y tampoco tenía muy claro qué hacer cuando llegara. Pero algo en mi interior tiraba de mí, me guiaba y confiaba en que me llevaría al lugar correcto. Aún recuerdo la conversación con Lucas, ese día había entrado bastante serio y abatido, trayendo malas noticias.

—Los Kelvin nos han declarado la guerra —susurró.

Me quedé helada y no supe qué decir, la idea me sorprendía demasiado. ¿Una guerra?, ¿mi familia?, ¿Claire?

—Para proteger al Elegido y rescatarte —continuó—. Escúchame, Sue, esto es importante. La batalla será en la próxima luna llena. Cuando todos se hayan ido, dejaré la puerta abierta. Júrame… júrame que escaparás y que te pondrás a salvo.

Iba a negarme pero descubrí que no tenía sentido. No podía quedarme allí y tampoco podía ir a la lucha, al fin y al cabo no pintaba nada y no iba a ser de ninguna ayuda. Lo único que podía hacer era lo que me había sugerido pero…

—¿Y tú? —pregunté con voz nasal, sin poder mirarle. ¿Por qué me preocupaba tanto por él? Quizás había adquirido la enfermedad esa del afecto hacia el secuestrador. Seguramente.

—Yo estaré luchando, junto a los míos.

Preguntarle el porqué sería una tontería aunque de todas formas sentía ganas de hacerlo.

—Es tu deber —murmuré.

—Sí, es mi deber —levantó la cabeza con una extraña expresión— y ojalá no lo fuera.

En ese instante supe que ya nada sería lo mismo, se acabó el juego inicial de preguntas y respuestas. Las cosas habían cambiado. Y ese día, cuando me disponía a irme, lo supe. Supe lo que era y lo que tenía que hacer, eran tan lógico y claro… simplemente tenía que admitirlo. Y mientras corría, descubrí que me dirigía al bosque, mi preciado bosque, donde a menudo iba de excursión y donde comenzó todo. El centro de las batallas lobunas. Los ojos se me anegaron de lágrimas mientras los recuerdos y pensamientos se entremezclaban yendo y viniendo a gran velocidad. Aún podía sentir su calor en aquel abrazo que me dio antes de partir, aquel abrazo que me envió descargas eléctricas por todo el cuerpo.

“Lo necesitaba”−fue la única explicación que me dio. Me besó en la frente y se fue antes de que pudiera reaccionar, con la palabra en la boca y el corazón temblando.

¿Qué fue eso? Era tan extraño…mis sentimientos en ese momento eran un caos. Lucas. Lucas. Lucas. Lucas. No me podía quitar su nombre de la cabeza, sonaba demasiado bien. Todo era muy confuso, ¿por qué me abrazó?.

En el fondo lo sabía, o al menos sabía por qué me gustó tanto que lo hiciera. Pero nuestra relación desde el principio fue rara, ya no sabía quién era el enemigo. Podía oír los gritos salvajes en la espesura y me imaginé a los lobos peleándose entre ellos. Pero eso, lejos de paralizarme, aumentó mi determinación. Pronto estuve en medio de la lucha, de la sangre y la masacre. En un principio nadie se fijó en mí pero yo estaba horrorizada con lo que veía. Muertes y más muertes, ¿por qué?. Al fin y al cabo la raíz de todo aquello era el instinto primitivo del odio y la violencia. Nadie pensaba en ese momento en el sufrimiento, en la gente caída, en las familias… todo por una causa, un deber. Nadie tenía escrúpulos en eliminar una manada entera. Vi a un gran lobo negro abalanzarse sobre otro: Claire. Y allá a lo lejos distinguí a Lucas. Del resto ni siquiera los reconocía aunque estaba segura de conocer a todos. En ese momento me quedé estancada, sin saber cuál era exactamente mi misión. Solo deseé con todas mis fuerzas que pararan, que dejasen de hacerse daño unos a otros de esa manera tan cruel. Y de repente, una luz surgió de mí bañándolo todo con su resplandor.

***

Bajo la tranquila noche, junto al rumor de las hojas, sentada en el blando suelo lleno de hierba y arbustos en medio del bosque. Mirando la luna, como tantas otras veces. Sólo que entonces no estaba sola, Lucas se encontraba a mi lado.

—Jamás podré convertirme en lobo —susurré abatida. En ese momento era lo que más deseaba en el mundo, pero no era una de ellos y nunca sabría qué se sentiría al serlo.

—No importa, tu alma lo es —me sonrió. Siempre me había gustado su sonrisa, pero esa noche me pareció hermosa. Aún así, sus palabras no me consolaron.

—¿Por qué no puedo?. No lo entiendo, ¡nací de dos licántropos!.

—Tú eres diferente. Eres La Elegida, el liderazgo te corresponde por derecho, es imposible que seas como nosotros. Tú eres más fuerte y poderosa que nadie.

—Y ojalá no lo fuera —suspiré—. Así que soy especial, ¿eh? Y la última criatura de mi especie vivió hace como mil años, genial¬¬−me mordí el labio−Esto no va a ser nada fácil.

—Y que lo digas, todavía no me hago a la idea de que vayamos a ser todos un único grupo. Las cosas han salido un poco distintas a como nos esperábamos.

—Ya. Pero se cumplió lo dicho, ahora solo hay un clan. Pero tú ya lo sabías, ¿no?. Me refiero a que era yo —Sonrió, lo cual interpreté como un sí—. ¿Y por qué no me llevaste a la guerra?. No os iba a hacer ganar, pero era eso lo que creíais.

—Porque no quería implicarte en esto, tú no tenías porqué cargar con nuestros problemas —dijo, muy serio. Ni se imaginaba el efecto que hicieron esas palabras en mí—, pero en realidad hemos salido ganando todos, Sue. Se acabaron las disputas, las luchas, el odio.

—Pues no creas. De eso hay todavía, y mucho.

—Es que se nos hace raro convivir todos juntos, es normal que todavía haya recelo. Todos estamos aún bastante anonadados.

—Anonadada estoy yo, hoy mi mundo se ha acabado de desmoronar.

—Bueno, pero abre paso a otro nuevo.

—Buf, prefiero el anterior, este es demasiado…diferente. Y cargante.

—¿Incluso si este mundo me incluye a mí?.

—Entonces quizás podría cambiar de opinión.

Un segundo después de decirlo, me pregunté por qué lo habría hecho. Y supe entonces que en esa noche iba a ocurrir.

—Sussane Ellen —dijo despacio, acercándose un poco—, ¿te gustaría ser mi compañera?. Sin manadas, sin jerarquías, sin lobos.

—Sólo tú y yo —añadí en un susurro. Como en un sueño, me incliné y nos fundimos en un suave beso a la luz de la luna llena. A lo lejos se oyó un aullido, un aullido lobuno en honor al bello astro.

Auuuuuuuuuh…


FIN
Angy.W

4 comentarios:

D. C. López dijo...

K buena pinta tiene!, ains!!!, como lo dejas así?. Nos dejas con ganas de más, con la curiosidad picándonos bajo las venas... kiero saber k pasa con la chica, x k discutían y k pasará...

Weno reina, apúrate k la peña se desespera y kieren ver el proyecto finalizado... k ganas!!!, jajaja.

Un besazo reina y d nuevo, asias x colaborar, muak!!!

Anónimo dijo...

Me gustó mucho esta parte. Espero pronto la continuación, me dejaste con las ganas de leer más.
Besos.

D. C. López dijo...

K bien k al fin lo terminaras!, y la espera mereció la pena. T ha kedado muy linda la historia. Mira k al final ella era la elegida... En fin, se hizo la paz y ellos acabaron juntos...

Weno guapa, en cuanto se termine el montaje del libro t aviso. Un besito y k pases wena noxe, muak!!!

Nenina dijo...

Una historia preciosa!!!

la pobre se enfermó de amor por su raptor:D ay que lindos!!! pero la carga sobre sus hombros es grande... enorme! aunque ambos como pareja lo lograrán.. me gustó mucho!!! una historia muy muy linda!!!
un besote bella:D muaxx