Mariposa mortífera:
¿Dónde estoy? Parece agua… es agua. Creo que es un lago, hay mucha tranquilidad. Un rayo de luz se filtra por la superficie pero en general la zona está oscura y turbia. ¿Por qué estoy aquí? ¿Cómo he llegado? ¿Quién soy? Debería estar muerta. No quiero quedarme atrapada en las profundidades para siempre…
Pruebo a moverme. Al principio es apenas una vibración que se va haciendo cada vez más grande hasta que logro desprender un brazo del suelo al que estaba unida provocando un poco de polvo y tierra, otro… poco a poco me levanto liberándome del barro seco al que estaba ligada y observo confusa mi extraño cuerpo. Está deforme, es feo y pequeñas algas, plancton y coral crecen en mí. ¿Estoy putrefacta? Soy materia orgánica para criaturas marinas, ¿Por qué sigo viva? De repente me entra miedo permanecer así para siempre, sola. Todo es tan oscuro… me muevo pero sólo consigo arrastrarme con mis piernas rechonchas y cortas. Me duele cada paso, parece que es la primera vez que mis músculos se mueven en mucho tiempo. O lo que sea que tengo. Carne rancia. Pero continúo con determinación dispuesta a salir de este lugar. Cosas asquerosas se van desprendiendo de mí, no sé si es parte de mi cuerpo o materiales que se han depositado en él aunque no le veo mucha diferencia. Me doy tanto asco que no me atrevo a tocarme y no sé dónde está la salida. Camino y camino en línea recta, es imposible que sea un río o mar ya que apenas hay movimiento. Lo único que se escucha es blub blub, creo que es el sonido de los peces agitándose o las burbujas estallando. Pronto pierdo la noción del tiempo, así que sin darme cuenta ya he salido a la superficie. Me siento rara al contacto del aire en mi piel mientras las gotas resbalan. Ahora puedo ver mejor y mi tacto está más agudo. Sé que tengo una larga melena de pelo, sucia y mezclada con algo que no quiero ni imaginar. En efecto, soy de un color azul pálido y no se debía al efecto del agua como imaginaba. Estoy recubierta por costras negras, verdes, azules… son hongos tremendamente viscosos con pelillos diminutos, contengo las arcadas. El viento me azota en la cara y tengo frío pero no me atrevo a abrazarme. Es un día nublado, todo es blanco y gris; oigo pasos y risas, y me aguanto las ganas de esconderme. Necesito averiguar qué soy, necesito compañía, necesito… humanos. Pronto llegan: son tres niños que al verme chillan y corren despavoridos.
No, no temáis, no quiero haceros daño.
Sin darme cuenta los estoy persiguiendo. Intento gritar para que se detengan, ya me es imposible alcanzarles. No quiero que se asusten de mí, no les voy a hacer nada, me siento muy mal, compungida. Quiero hacérselos saber pero en vez de sonido salen litros y litros de barro de mi garganta a chorros. Ahora debo de parecerles aún más repugnante que antes pero yo no soy así… sin embargo sigo escupiendo lodo porque me sienta bien, es como si estuviera desatascándome y limpiándome por dentro. Me parece que voy más rápido que antes, me siento hábil y ligera. Mi cuerpo se va cayendo a trozos a medida que avanzo pero no es más que un cascarón que me recubría a causa de la acumulación de polvo durante años y años atrapada bajo el agua. Me encuentro mucho mejor, cada vez sale menos suciedad de mí y comienzo a elevarme… mi instinto me domina y comprendo que esos niños hacen bien al huir antes de estallar en cientos de mariposas. Porque ésa soy yo, estoy formada de ellas. Mis pensamientos, mis sentidos y mis movimientos se dividen entre cien. Mariposas bellas. Mariposas rápidas. Mariposas mortíferas. Consigo atrapar a uno de ellos, el más joven y tierno, y lo envuelvo en mi abrazo letal. Rodeo todas y cada una de las partes de su pequeño cuerpo impidiéndole forcejear, impidiéndole gritar.
¿Por qué te resistes, niño? ¿Es que no te gusto? Ven conmigo, hazme compañía.
Pronto se queda inmóvil, esbozo una sonrisa sincronizada. Me lo llevo contenta al lago. A mi lago.
Ya verás, nos lo pasaremos muy bien juntos, te mimaré mucho mucho.
Y estaremos juntos siempre. Ahora los días son mucho más animados porque estoy con mi linda criatura. Le abrazo, le hablo, le peino… pero pronto se pudre y deja de servirme. Pasa el tiempo, se descompone y se reduce a polvo. No ha durado nada. Entonces lloro y lloro, mis lágrimas son veneno de mi interior que convierte el polvo en una masa reluciente que me apresuro a tragar. Ahora ya eres parte de mí, estamos unidos de verdad. Me siento más fuerte porque ya tengo una mariposa más. Así es como empecé y una a una fui aumentando de cantidad. Pero me invade la soledad y el aburrimiento aquí abajo. Salgo fuera decidida a hacer nuevos amigos. Tranquilos, no huyáis, no os haré daño.
Espero que os guste!!
Angy.W
1 comentario:
jajaja así que me imagen era ... puff!! ¬¬ XD!!
ajaja son bromitas, ya sé que era dificil jaja lo hice aposta haber con qué me saliais :P!
ya tu historia esta en un post^^
besoos :D!
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