jueves, 13 de noviembre de 2014

Relato: Círculo

¡Hola!

Hacía varios meses que no me pasaba por aquí, y echaba de menos esto, así que paso para dejar un breve relato. Es relativamente reciente, lo escribí por mayo, a finales de segundo de bachillerato (ahora soy oficialmente universitaria). Espero que os guste a los que decidáis leerlo.

Círculo

Desde la ventana azul Clara ve las diferentes formas que adopta el mundo. En ese momento, su mundo está materializado en un gato. Un gato negro, esbelto, altanero. Cada día pasa por la calle de los Tulipanes a las cuatro y cuarto, de camino a la pescadería de Paco.

En un convenio no pactado con el dueño, ese es uno de los muchos lugares de encuentro social de los gatos, donde una vez al día se puede disfrutar de un rato agradable compartiendo unas sobras de pescado con los demás felinos de la ciudad. Por supuesto, él tiene que ir, puesto que es un gato muy solicitado.

A veces Lucía, la hija de Paco, les da de comer. Le gustan los gatos, y siempre intenta que su padre no los eche por si ahuyentan a la clientela. A menudo se le une Sofía. No son amigas cercanas—de hecho en el instituto tienen amistades diferentes—pero ambas comparten su gran afecto hacia los animales, y ha sido esto lo que las ha unido. Durante los ratos que pasan juntas dando de comer a los gatos las chicas aprovechan para hablar, un poco de todo.

Últimamente sus charlas tratan de un mismo tema. Sofía está desanimada. Le gusta su vecino, Daniel, pero sabe que es un sentimiento unilateral. A veces se pregunta si será demasiado tarde. Si él aún recuerda esas veces cuando quedaban de pequeños para jugar en la calle o en el parque del barrio; o esas veces en las que se quedaban en la casa del otro a cenar porque sus padres volvían demasiado tarde.
Quizá el distanciamiento que se ha ido estableciendo entre ellos al crecer se haya hecho demasiado grande e irrevocable.
A Sofía le gustaría decirle a Daniel que esos monótonos saludos que se dan ahora cuando se encuentran le duelen. Pero sabe que no hay manera de que ella signifique para él lo mismo que él significa para ella.

De hecho, los pensamientos de Daniel se centran en otra persona, una a la que justamente en este momento está mirando.  Se pregunta quién será esa chica que ve cada día en la ventana azul cuando vuelve de sus entrenamientos de básquet. Esa chica que observa el exterior con una mirada triste, pero que nunca lo ve a él.
Daniel no la ha visto ni una sola vez en alguna otra parte de la ciudad, solo en esa ventana. Nunca ha intentado acercarse a hablarle, tampoco le ha hablado a nadie de ella. Se limita a mirarla de lejos cada día, intrigado, atraído, guardando con cuidado su propio secreto íntimo. Para él es la chica de la ventana azul, la chica a la que siempre mira mirar pero nunca sabe qué es lo que ve.

Clara mira a un gato, sin embargo ignora adónde se dirige. Ella no sabe que está siendo observada por un chico, que el chico tiene una vecina, que la vecina tiene una amiga, y que juntas dan de comer a unos gatos en la pescadería de un hombre llamado Paco. Y que es hacia esa pescadería adonde va el gato, y que por eso pasa cada día por la calle de los Tulipanes a las cuatro y cuarto.


Desde la ventana azul Clara ve cada día pasar a un gato negro. A veces se pregunta si también verá pasar a la vida.



Como siempre, gracias por leerme. 




3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola, Angy, tanto tiempo!! Aquí me paso para dejarte un comentario. Me ha encantado tu relato, como siempre. Está buena la manera en que vas uniendo las pequeñas historias de los personajes.
Gracias por el comentario que dejaste el otro día en mi blog :)
Besos.

Unknown dijo...

Y aún no me creo que me sigo encontrando la magia de tus letras en estos rumbos!! Fascinante, como siempre. Se nota que he perdido el contacto, pero tú no pierdes tu magia. Es hermoso saber que sigues por acá, me hace tanta ilusión! Felicidades por t paso por la universidad, y espero que te esté yendo de maravillas.
Te recuerdo con muchísimo cariño! espero que tú no te hayas olvidado de mí...
besitos!

withney

Angy J. W. dijo...

With!!!! No te imaginas la ilusión que me ha hecho saber de ti. ¿Cómo estás? ¿Cómo iba a olvidarme de ti, tontita? ¡Por supuesto que me acuerdo! Hacía muchísimo que no hablaba contigo. De hecho, me daba una gran pena haber perdido contacto y por eso estoy contentísima de saber de ti de nuevo. ¿Sigues escribiendo? ¿Aún tienes blog? No sé si simplemente dejar este comentario aquí o intentar comunicarme contigo por otro medio, ya que no estoy segura de si aún conservas tu antiguo correo. De todos modos, espero que te vuelvas a pasar, no sabes cuánto extraño tus comentarios y tus historias.