lunes, 16 de enero de 2012

Relato: Azul

Hola!
Relato escrito para el concurso organizado por Dany Phenix 'Concurso azul' (no gané, pero disfruté con los relatos ^^). Aquí la entrada. Ya ha pasado un tiempo, ya que quería subir esta historia hace bastante.
Inspirada en la canción “Kokoro kiseki” de Vocaloid, y también en cierto capítulo de D.Gray-man xD
Azul

Corregido. 2-9-2012
Re-corregido xD 5-9-2012


Me costó decidirme por la dichosa imagen, estaba entre 5 posibles opciones xD



—Amo, ¿qué le ocurre? —preguntó la muñeca ladeando su cabecita.
—Estoy enfermo, Azul —respondió él con voz débil—, pero no te preocupes, me pondré bien.
 Ella le miró con sus bonitos ojos celestes, extrañada. Normalmente el amo no enfermaba.
— ¿Quiere que haga algo por usted? —preguntó de nuevo.
—Me gustaría… que me cantases una canción.
—Ah, ¿esa que tanto le gusta? ¿La que lleva mi nombre? —dijo con una sonrisa. Azul siempre sonreía, porque el amo a menudo le comentaba que sonriendo era más linda. Él asintió, y se dedicó a observarla mientras escuchaba su dulce voz. Así, sentada en la mesa con su vestido, parecía un ángel. Él le había enseñado, entre otras muchas cosas, a cantar. Y lo hacía bien, sin desafinar, entonando perfectamente todas las notas. Pero la melodía carecía de alma y sentimientos, porque Azul no tenía corazón.
El hombre cerró los ojos. Sabía que nunca podría ser tan sólo una simple muñeca para él, pero ella no lo sabía. Una lágrima se deslizó por su mejilla. Cuándo comprendería que su amo quería que hiciese las cosas por propia voluntad, y no por órdenes suyas. Cuándo comprendería que una sonrisa sin emoción era una sonrisa vacía. Cuándo comprendería que la canción que estaba cantando la había compuesto él para ella. Cuándo comprendería que la amaba.

***
—Amo, ¿qué le ocurre? —preguntó la muñeca ladeando su cabecita.
—Estoy enfermo, Azul, muy enfermo —respondió él con voz débil.
 Ella le miró con sus bonitos ojos celestes, extrañada. Últimamente el amo enfermaba a menudo.
—Pero se pondrá bien, ¿verdad? Me lo dice siempre.
El anciano negó con la cabeza, con una sonrisa cansada, y tosió.
—No. Ya soy viejo, y siento que voy a morir.
— ¿Morir? —la muñeca no comprendía esa palabra.
—Significa que me voy a dormir en un sueño muy muy largo… del que no despertaré jamás —susurró.
— ¿Nunca? —preguntó ella, notando algo raro, que no había sentido nunca, en su pecho.
—No, Azul, pero no te preocupes. Aunque yo no esté, siempre puedes darte cuerda tú misma. Y no sentirás nada por mí.
Ella no le creyó, el amo mentía. Era absurdo, siempre habían estado juntos, ése era el motivo de su existencia. No podía concebir una vida sin él. ¿Por qué iba el amo a “dormirse para siempre”?  No tenía sentido.
—Azul, antes de irme, me gustaría que me cantaras una última vez esa canción que tanto me gusta.
 El anciano cerró los ojos. Sabía que la muñeca no se percataba de su envejecimiento. Para ella, él seguía siendo el mismo joven al que vio por primera vez. Su carencia de corazón la hacía inocente e inmune al tiempo, y eso era siempre lo que más le había herido. Había pasado casi toda su vida a su lado, amándola con toda su alma, pero ella seguía exactamente igual, inalcanzable. Al final, incluso sin hacer nada, se le habían acabado las oportunidades. Pero le dolía tanto dejarla sola...
Azul empezó a cantar.
 Había escuchado esa canción muchas veces, pero por alguna razón, en ese momento fue diferente. ¿Quizá porque sería seguramente la última vez que la oiría? 
 Se dejó llevar asombrado por aquella melodía súbitamente bella, la más hermosa que había oído en su vida. Le arrulló como una nana, y de pronto sintió enormes ganas de dormir…
Cuando ella acabó, el hombre había muerto, con una sonrisa en su flácido rostro. La muñeca le contempló, durante largo rato. Y, poco a poco, una tras otra, las lágrimas fueron deslizándose por sus mejillas, imparables.
 Nunca había sentido aquello, y dolía mucho. Ni siquiera podía ponerle nombre. Siguió llorando, mientras terminaba de asimilar un suceso y unos sentimientos tan naturales que la abrumaron. ¿Y ahora qué? Rompió de pronto en un llanto desgarrador mientras las emociones, demasiado intensas y dolorosas, desbordaban su pecho. Era la primera vez que sucedía. No quería que aquella persona se fuera. Pero ya era tarde. Había llegado demasiado tarde.
Sabía que debía darse cuerda, pero no quiso, y se abrazó al cuerpo inerte del amo. A pesar del escaso tiempo que le quedaba, siguió cantando, y cantando…

Muchos años después, o tal vez muchos años antes…

Notó un hormigueo. Después de mucho, mucho tiempo, alguien le estaba dando cuerda. Cuando abrió los ojos, se encontró frente a la cara sorprendida de un niño.
— ¡Hala! —exclamó este—¡Qué guay, así que puedes moverte!
Ella miró a ambos lados, confundida. ¿Qué hacía allí?
—Oye, ¿sabes que tienes unos ojos azules muy bonitos? —siguió comentando él, con una gran sonrisa. Ella le observó, inexpresiva—. Creo que te llamaré Azul.


Espero que os haya gustado!

Angy.W

3 comentarios:

D. C. López dijo...

Yo ya la leí en su día en el blog de Dany Phenix y me gustó mucho... Lamento que no ganaras, pues era uno de mis relatos preferidos...

Por cierto y cambiando de tema... k bonita es la nueva cabecera!, jejeje

Bueno mi reina, un besito y hasta otra!, muak!

Anónimo dijo...

angy, perdoná que no te haya comentado antes.
A mí este relato me gustó mucho porque está muy bien escrito y además transmitía muy bien esa sensación de tristeza, soledad y nostalgia.
Después de leer tu relato, escuché la canción y creo que es una buena versión en forma de relato de la canción.
La verdad es que este relato me había encantado!!
Besos.

D. C. López dijo...

Hola wapa!, vengo a avistarte que ya comenzaron las votaciones en la categoría "Mejor Historia".

Te recomiendo k des el aviso para que la gente se pase x el club a votarte.

Mientras, te deseo un buen Martes y mucha suerte con el concurso, muak!!!